Es una pesadilla, se dijo una y otra vez. ¡Que no sea más que una pesadilla!
De un momento a otro voy a despertarme, y papá y mamá estarán en la habitación de al lado peleándose a gritos.
Me taparé la cabeza con las mantas y fingiré que no me entero. Como siempre.
Pero estaré en casa y en mi cama, y sabré que no es verdad esto que está pasando..., no es verdad..., no es a mí...
Formulaba estos ruegos sin palabras, intentando desesperadamente ver las cosas como ella quería, como hacía en todas las pesadillas.
Pero esta vez no le salió bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario